Este
miedo a quedarnos
el
uno sin el otro,
a
no morirnos juntos
–hagamos
lo que hagamos,
aunque
estemos absortos
cada
cual en lo suyo–,
nos
trenza en un abrazo
tan
carnal y redondo
que
da la vuelta al mundo,
como
si así los años
no
pasaran del todo
mientras
seamos uno…
hasta
que ya el cansancio
de
la vida, a su modo,
desate
nuestros músculos
y
quede entre mis brazos
tu
ausencia sin contorno
o
la mía en los tuyos.
Aparecido en La
iguana de tinta, año 8, nº 13, publicación de la Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo,
Valencia, Venezuela, 2013.