martes, 30 de abril de 2013

«YO NO COPIO LA REALIDAD, YO TRASCIENDO LOS OBJETOS». Entrevista de Marisa Doctor



Prehistoria de los ángeles ha sido el libro galardonado, ex aequo con Variaciones en vísperas de olvido de María Sanz, sevillana, con el V Premio Barro de Poesía. Su autor, Francisco José Cruz Pérez, es un joven de 21 años un poco escéptico con esto de los premios «porque no siempre ganan los mejores», pero que se ha visto gratamente sorprendido al ser premiado su primer libro de poemas. Su máxima aspiración es ser poeta, y como John Milton, él también es ciego.
      Al V premio Barro de Poesía se presentaron 103 trabajos procedentes de España y del extranjero. El premio está dotado con cincuenta mil pesetas, veinticinco para cada uno de los premiados, y el derecho a la publicación de los libros ganadores. Sevilla debe estar doblemente satisfecha porque han sido dos sevillanos a los que se le ha otorgado el premio, cuando han concurrido al mismo, poetas de todas las regiones de España.
      Francisco José Cruz nació en marzo de 1962 en el pueblo sevillano de Alcalá del Río, y desde esa día se vio privado de uno de los sentidos más fundamentales del hombre, aunque no tan importante para un poeta: la vista. No tiene complejo por ello, y no le gusta que su poesía destaque por eso, sino por ella misma, «además en mi libro manejo conceptos de luz o hablo de los pájaros, por lo que no se nota que está escrito por una persona invidente», y nos recuerda al poeta inglés John Milton, cuya poesía se considera entre las mejores, y, sin embargo, poca gente sabía que era ciego.
      ―Sin embargo, ¿crees que ese defecto te hace más sensible que las demás personas?
      ―No, en absoluto. Eso es una petulancia. El hecho de que te falte un sentido es negativo porque te resta posibilidades, aunque, por supuesto, se te desarrollan más otras y te esfuerzas más por otras cosas. A lo peor, si este sentido no me faltase, sería un gamberro. Recordemos que todos los grandes poetas tenían algún defecto, por ejemplo, Juan Ramón Jiménez era un esquizofrénico. Pero lo que se pierde por un lado, se gana por otro.
      Francisco José Cruz cree que el poeta no es el que copia la realidad, sino el que la trasciende, «yo no trato de retratar mi poesía, sino sacarla de mí mismo. Yo no copio la realidad, yo trasciendo los objetos de esa realidad».
      Estudió EGB en el colegio San Luis Gonzaga de Sevilla, y después pasó al Instituto de Bachillerato de San José de la Rinconada para hacer BUP, donde ahora hace COU, porque aunque le costase doble trabajo sacar el curso, prefería hacerlo como cualquier otro chico. Al año siguiente piensa entrar en la Universidad para hacer Filosofía pura, algo un tanto contradictorio si quiere ser poeta, aunque él no opina lo mismo: «un amigo mío dice que el poeta es un filósofo asistemático, y yo estoy de acuerdo con él porque mi poesía es filosófica».
      Cernuda y Juan Ramón Jiménez son los poetas que más admira, aunque hay otros no tan consagrados por los que siente una cierta predilección y a los que tiene que agradecer el apoyo que ha recibido en estos primeros pasos de su carrera. Uno de ellos es Pedro Rodríguez Pacheco, poeta sevillano que recientemente ha recibido el Premio Cernuda. Él fue el primero que leyó Prehistoria de los ángeles, y quien animó a Francisco José a presentarlo al concurso. «Fue el primero que valoró mi libro y con el que intercambié ideas sobre el mismo, ayudándome en algunos aspectos pero sin cambiar mi estilo propio». Asegura Francisco José que su relación con Pedro Rodríguez es muy enriquecedora para su poesía, además de que le está influenciando en aptitudes personales de su vida.
      Prehistoria de los ángeles es su primer libro de poemas, aunque lleva escribiendo poesía desde los quince años, cuando sólo le preocupaba rimar unos versos con otros o copiar a los autores que más le influenciaban. Pero desde hace dos o tres años, Francisco José comenzó a tomarse en serio la poesía proyectando libros «aunque no tenía calidad». Prehistoria de los ángeles recoge 23 poemas escritos en el periodo de un año, «reflejan unas vivencias amorosas con una mujer, que en el libro le doy el nombre de Angélica. Fue una experiencia positiva pero que acabó en fracaso, por eso el título es “prehistoria”, ya que no llegó a ser historia y “de los ángeles” porque es una sublimación de ese sentimiento».
      Según Francisco José, en este su primer libro se puede apreciar rasgos del espíritu de Vicente Aleixandre, poeta al que admira mucho, aunque, como ya hemos señalado antes, sus poetas preferidos son Luis Cernuda y Juan Ramón Jiménez, andaluces como él, «tal vez por eso me gustan, pues me compenetro mejor con un poeta andaluz que con otro que no lo es, es cuestión de sensibilidad con la zona donde vives».
      A mi madre, que está lejos de mi poesía, pero muy cerca de mi corazón es la dedicatoria de Francisco José a su madre, que para él, ella es fundamental. «Cuando lees el libro en su superficie se aprecia esa vivencia amorosa de la que hablaba antes, sin embargo, profundizando, en mis poemas me pregunto una serie de cuestiones que se plantea todo ser humano, como la muerte, el destino, el no saber dónde ir ni qué hacer en este mundo. Esto lleva al origen de todo, que es lo que a mí me interesa. Y para mí, el origen es mi madre». Añade Francisco José que su madre es además quien se encarga de «ponerle los pies en el suelo» de vez en cuando.
      El Premio Barro ha significado para él un reconocimiento a su poesía y un primer paso para hacer realidad lo que era un sueño: ser poeta.
  
Publicado en el diario Nueva Andalucía, Sevilla 10 de enero de 1984.