viernes, 17 de febrero de 2017

CON NUESTRAS VOCES MUY JUNTAS por El Taller de los Juglares

Un recital de El Taller de los Juglares sobre poemas de Francisco José Cruz

El tallador y el minero

Los dos hombres de letras que más nos ha impactado conocer son el irremplazable Eugenio Montejo (eso ocurrió en abril o mayo de 2004) y el poeta español Francisco José Cruz, a quien tuvimos el privilegio de ser presentados el 19 de octubre de 2013, por iniciativa y gentileza de Aymara Montejo (ese día Eugenio hubiese cumplido 75 años). La obra de ambos ha sido de las fuentes de inspiración más motivadoras y obsesionantes que hemos experimentado durante nuestra vida profesional: el inimitable Chamario de Montejo nos obligó a revisar y a ajustar prácticamente todos los conceptos que hasta hace poco manejábamos sobre música para la infancia. Interpretarlo (frente a niños o frente adultos) es uno de los placeres/retos más gratificantes de nuestra vocación y la obra sigue haciéndonos reflexionar sobre muchos aspectos del arte: difícilmente se publicará otro poemario infantil como Chamario, salvo, quizás, su hermano inédito, Rimario.
      Las horas que pasamos frente a Fran Cruz y su esposa, Chari Acal, nos dejaron atónitos: la intensidad con la que este hombre vive su proceso creador, sus afectos y sus creencias es algo que supera con creces la innata calidez andaluza y le otorga una luminosidad y una visión del todo apabullantes. Esa misma noche (y cada uno por separado) supimos que los poemas de Francisco José Cruz serían el punto de partida para un reto de creación a futuro, el cual no tardó en manifestarse, sin siquiera preguntarnos sobre si estábamos listos o no para acometerlo.
      A Montejo lo vemos como el tallador de diamantes consumado, cuya sabiduría, precisión y refinamiento literario hacen de cada verso una clase magistral, un imposible, una gema. A Cruz lo concebimos como el minero que no tiene el mínimo reparo en cernir y cernir el lodo, en la certeza de que allí, en la esencia misma de la tierra, yace la vida, yace la muerte, yace la palabra, yace el oro literario. Musicalizar poemas de El espanto seguro y de Maneras de vivir ha implicado recurrir a las viejas herramientas de los compositores del temprano barroco, para quienes los affettis (emociones) debían ser retratados, desde el punto de vista musical, con la mayor precisión, inclusive crudeza, si la expresión así lo demandaba. Si los versos de Fran Cruz sacuden profundamente al lector desde la página, queremos que lo sacudan aún más desde la partitura, desde la garganta del cantor, desde la tarraja de la guitarra, desde las extremidades de la bailarina, desde el escenario.

El Taller de los Juglares
Andrés Barrios y Bartolomé Díaz
Febrero de 2014


VÍDEO:


Andrés Barrios / Voz y melodías
Valdemar Capriles / Clarinete
Bartolomé Díaz / Guitarra, armonización, transcripción y dirección musical
Arais Vigil / Coreografía y movimientos

Poemas de Francisco José Cruz, sacados de Maneras de vivir (1998) y El espanto seguro (2010)

A modo de invocación y despedida se recitan dos coplas de Sergio Sandoval
(heterónimo de Eugenio Montejo), sacadas de su libro Guitarra del horizonte (1991)

Música adicional: Instrucción de música sobre la guitarra española (1674) de Gaspar Sanz

Guitarra: Javier Cayuela c.1970
Restauración de la guitarra: Luis Felipe Santos, 2014
Decoración de la guitarra: Andrés Barrios
Vestuario: Arais Vigil


José María Casas / Toma digital de audio
Chari Acal / Montaje audiovisual

*

La guitarra está en el árbol,
no ha nacido todavía,
pero cuando sopla el viento
se escucha su melodía.

*

TIENTO DE LUZ Y SOMBRAS


PETICIÓN

                                  Habla un poquito conmigo que después
                                         de muertos ya no podremos hablar.
                                                                       De Juan Ramón a Zenobia

Habla un poquito conmigo,
dime lo que se te ocurra,
que el silencio es transparente cuando la muerte nos busca.

La corriente del destino fluye por nosotros súbita:
frenemos los dos el tiempo
con nuestras voces muy juntas.

Hablemos aunque no hablemos.
Entrémonos en la duda
de estar vivos o estar muertos y no callaremos nunca.


FANTASÍA PARA MI HIJA

          Sucede que me canso de ser hombre
                                                  Pablo Neruda

Me subo al columpio
            me agarro me impulso
con ritmo con fuerza
            no siento vergüenza
de estar entre niños
            pues soy ya otro niño
pero sin querer
            a cada vaivén
me olvido de mí
            y aunque sigo aquí
ya ocupa mi sitio
            el último simio
que hace miles de años
            se bajó del árbol
del árbol sin frutos
            donde me columpio
con ritmo con fuerza
            no siento vergüenza
de estar entre monos
            pues soy ya otro mono
que no va a poner
            en tierra los pies


A UNA TORTUGA

Nunca se sabe
de entre qué piedras
del jardín sales,
pero pareces
piedra sonámbula cuando te mueves.

Cuando te cojo
me vienen ganas
de echarte a un pozo
y que resuenes
como una piedra por sus paredes.

Huyes de mí
cuando te suelto
en el jardín:
verte y no verte,
piedra entre piedras, dónde te pierdes.


EL PEREZOSO

Es una criatura insólita, cuyo pelaje ha sido colonizado por las algas, que pende colgado de una rama como un gigantesco fruto y que se deja despedazar en vivo por una harpía antes de que sus uñas en forma de garfios abandonen el sólido asidero al que permanecía suspendido.
                                                          F. Rodríguez de la Fuente

Colgado de cualquier rama
se deja el cuerpo
confundido con el bosque
o sus reflejos.
Duerme casi todo el día.
Quizá por esto
ya no sepa distinguir
vigilia y sueño.
Acaso de esta manera
cumpla el proceso
que va de sentir su carne
a olvidarla
por completo.
Y así consiga ignorar,
para siempre, si está vivo
o si está muerto,
antes que lo despedace
una harpía
por ejemplo.


LA MECEDORA

Siempre dice que sí la mecedora
se siente quien se siente a cualquier hora
del día o de la noche siempre espera
con los brazos abiertos de madera
Tiene ritmo de rama contra el viento
ritmo ancestral que es puro asentimiento
y ya esté ocupada o desocupada
no deja de mecerse ensimismada
Se siente quien se siente a cualquier hora
siempre dice que sí la mecedora


UNA MANCHA

Sobre la montera translúcida
del patio hay un gorrión muerto.
Allí lleva varias semanas,
expuesto al sol, al agua, al viento.

Visto desde abajo es tan solo
una mancha en lugar de un cuerpo:
la mancha que será algún día,
cuando no le quede ni un hueso.


PLATO DE PORCELANA

Plato de porcelana,
cómo te resbalaste
de pronto de mis manos.

Al irte contra el suelo,
irremediablemente,
te hiciste mil pedazos,

que yo barrí con lástima
y con lástima eché
a la basura, claro.

Plato ya con los bordes
desconchados,

en ti he comido yo
desde niña y también
mi hija casi a diario,

sin que me diera cuenta
de que a estas alturas
vivías de milagro.

Plato de porcelana,
de la vieja vajilla
de la abuela, mis manos

de pronto han hecho añicos
tus cien años.


CANCIÓN DE SEPULTURA

Púdrete, amor mío,
que no hay más remedio,
púdrete sin mí,
que aún no me he muerto.

Púdrete, púdrete
dentro de tu sueño,
púdrete aunque yo
sin ti ya no duermo.

Púdrete, amor mío,
que no hay más remedio,
púdrete, púdrete
hasta el último hueso.


CON LA MOSCA DETRÁS DE LA OREJA

Ya tengo la mosca
      detrás de la oreja
la misma de siempre
      que zumba y me inquieta
que zumba y me pone
      más y más alerta
antes de que un ala
      me roce siquiera
Mosca rondadora
      solo si se piensa
solo si se teme
      conforme se acerca
sin que a estas alturas
      de mi edad yo pueda
con un movimiento
      simple de cabeza
al fin espantarla
      Mosca cojonera
porque siempre vuelve
      incordiante y terca
para recordarme
      que es ella la eterna
la única mosca
      detrás de la oreja


EN DEFENSA DEL TIEMPO

No siempre tiene la culpa
el tiempo de que la muerte
se salga al fin con la suya.

A la muerte le da igual
que estemos casi empezando
o a punto de terminar.

* 

Cuerda larga y sin clavija
que suenas de monte a monte,
¡quién te tocara algún día,
guitarra del horizonte!

Universidad Metropolitana de Caracas, 30 de mayo de 2014