Cristo dijo a Lázaro: Levántate y anda. Tal vez
hubiera sido
preferible que le dijera: levántate y habla.
Roberto
Juarroz
Qué desgracia, Jesús,
que tú así te
dejaras
llevar por el
inmenso
dolor de mis
hermanas.
Ahora, en el
fondo, nadie
desea estar
conmigo
y a ellas mismas
les doy
un vago
escalofrío.
Te olvidaste de
mí
ante la maravilla
de levantar mi
cuerpo
e infundirle la
vida.
Tu maldito poder,
ay, cómo me
condena
a morir otra vez.
Publicado en Sibila, revista de arte,
música y literatura, nº 40 (Sevilla, octubre de 2012).