Con qué facilidad
nos vamos del momento en el que
estamos,
lamentando su fuga
aun antes de que pase,
sin haberlo vivido plenamente.
Con qué sorda insistencia
recuerdos y temores nos distraen,
dejándonos así
con un pie en el ahora
y el otro en el ayer o en el
mañana.
Tanto desequilibrio
a cierta altura de la edad nos
lleva,
involuntariamente,
de una cosa a otra cosa
hasta que a duras penas nos
centramos.
Publicado en Sibila, revista de música, arte y
literatura, nº 43 (Sevilla, abril de 2014)