A los ochenta años del nacimiento
de José Manuel Arango y a los quince de su muerte, su poesía –que por momentos
parece llevar el machadiano paso de un caminante contemplativo– está más viva
que nunca. A mí me acompaña ya hace dos décadas y, desde entonces, la leo con
provechoso fervor. Su sugerente austeridad, sus significativos silencios, el
sutil contrapeso de realidades opuestas y el ritmo de sus versos fluctuantes,
siempre acompasados al singular modo de decir de cada poema, me ha ayudado, con
su característico sigilo, a encontrar mis propios resortes creativos.
Sin embargo, nuestro relación se redujo a
un breve y afable cruce epistolar con motivo de las dos veces que publiqué
poemas suyos en Palimpsesto: seis en
el nº 13 de la revista y una amplia antología en el nº 17 de nuestra colección.
El libro, titulado La sombra de la mano
en el muro, fue el primero de los suyos en aparecer en España y el último
que él preparó meses antes de morir sin llegar a verlo editado.
Estas cartas, escritas entre 1996 y 2002
(cuyo doloroso cierre es una dirigida a Clara Leguizamón, viuda del poeta), se
centran en aspectos prácticos del asunto que nos ocupaba, pero, al hilo del
mismo, yo desgrano entusiastas comentarios sobre la obra del maestro, quien, a
su vez, me responde con comedidas observaciones, tan reveladoras de su pudor
humano como de su pulcritud poética.
Durante todos estos años he lamentado no
haberlo conocido personalmente. Mi idea de un hombre retraído, discreto, atento
y callado, la conforman sus versos, las coincidentes opiniones de amigos
comunes –que sí tuvieron la fortuna de tratarlo– y la cálida modestia de estas
misivas. Siento, pues, que en íntima correspondencia con los asomos
inquietantes de su poesía y su retirada manera de vivir, mi evocación de José
Manuel Arango ha de ser necesariamente, valga la paradoja, la de un entrañable
desconocido.
Carmona, 25 de julio de 1996
[Borrador]
Estimado señor:
Dirijo la revista de poesía
Palimpsesto. He leído poemas suyos en diversas revistas colombianas y, aunque
no he tenido aún la suerte de hacer una lectura sistemática de su obra, sus
poemas me transmiten una lúcida concentración, donde el silencio deja sitio a
las cosas y éstas al silencio para cargarse de sentidos mutuos.
Por esto, le invito a que
me envíe algunos poemas inéditos junto a una nota biobibliográfica actualizada.
Recibirá usted Palimpsesto
a partir de septiembre, enviada por el Ayuntamiento de Carmona, patrocinador de
la revista, tras el descanso veraniego.
Esperando pronto su
respuesta, cordialmente, Francisco José Cruz.
Medellín, 11 de sept / 96
[dedicatoria en su libro Montañas]
Para Francisco José Cruz Pérez, director de la revista Palimpsesto, con
un saludo cordial y mis votos por que tenga muchos logros en su bella tarea.
José Manuel Arango.
Carmona, 23 de septiembre de 1996
[Borrador]
Querido José Manuel Arango: le agradezco profundamente el envío de su
hermoso libro, que he leído con gusto. Poemas que contienen la densidad callada
de las montañas, pero no pesan en el espíritu ni son arduos en el recorrido de
la lectura. Cada poema posee el don de la reticencia: hablan despacio y breve,
como si esperaran a que el lector también les dijera algo. ¡Qué difícil es
guardar equilibrio entre la palabra y su silencio, sin agobiar el discurso ni vaciarlo
de sentidos! Su poesía nos enseña a mantener ese sutil equilibrio.
Con estas líneas le vuelvo
a expresar mis deseos de publicar poemas suyos en Palimpsesto, que ojalá haya
recibido ya, a través del Ayuntamiento de Carmona. Si no es así, por favor,
dígamelo.
Afectuosamente, Francisco
José Cruz
Medellín, oct / 96
[texto manuscrito en una postal de la serie Correo de las novias, que reproduce el
poema “Acuérdate muchacha” de Giovanni Quesep]
Mi apreciado Francisco José:
Muchas gracias por su cálido comentario a Montañas y por sus bellos ensayos sobre R. Juarroz y
E. Diego, que dejan ver con qué atención amorosa y con qué perspicacia los ha
seguido ud. Me tocó en 1er lugar aquello de que la poesía puede dar “un cierto
sentido, que no explicación, a la vida”. Además, tanto Juarroz, que vivió aquí en Medellín varios años, como Diego, a quien no
conocí pero quiero mucho, son poetas cercanos.
Mientras logro algo para enviarle, reciba este librito de versiones de
E. D.[1]
Y un abrazo, José Manuel Arango.
P.S. Palimpsesto no me ha llegado. Qué bueno conocerla.
Carmona, 26 de noviembre de 1996
[Borrador]
Estimado amigo: le agradezco hondamente que me haya enviado su libro de
Emily Dickinson, cuyos poemas, en su traducción, suenan limpios, conservando la
lúcida extrañeza de esta poesía. Los leo despacio, vigilante, con la exigencia
que su trabajo merece.
El Ayuntamiento le ha
vuelto a enviar Palimpsesto. Ojalá que esta vez le llegue.
Me gustaría mucho publicar
poemas suyos, así como cualquier traducción de usted.
En compañía de Emily Dickinson
me pongo a su disposición y le mando un saludo, Francisco José Cruz.
Medellín 6 de marzo de 1997
[Fecha
del matasello. Texto manuscrito en una postal de la serie Correo de las novias, que reproduce el soneto “Sé que estoy vivo”
de Jorge Gaitán Durán]
Querido Francisco José:
Atendiendo a su amable invitación, ahí le envío estos poemas (si es que
logran ser poemas) inéditos. Le adjunto seis, para que escoja entre ellos los
que le parezcan[2].
Muchas gracias por las revistas, los libros, los folletos. Palimpsesto
es una bella revista y es un halago para mí publicar en ella.
Un abrazo de José Manuel Arango.
Carmona, 22 de abril de 1997
[Borrador]
Querido José Manuel Arango: mi ausencia de casa durante el último mes
ha hecho que me retrase en agradecerle vivamente los poemas que me envía, despejados
y sobrios, como todos los suyos. Los publicaré en el próximo número de
Palimpsesto. ¿Le llegó el nº 12? Le ruego que me envíe una nota biobibliográfica
suya actualizada para acompañar la edición de sus poemas.
Un abrazo, Francisco José
Cruz.
Medellín, 16 de mayo de 1997
[carta mecanografiada]
Querido Francisco José:
No, no recibí el nº 12 de Palimpsesto, pero me llegaron dos ejemplares
(pude regalarle uno a un amigo) del nº 11. Tal vez le dije, cuando venía en
camino, que me había llegado. Leí con mucha emoción sus bellos poemas (El
Romance Nuestro es especialmente hermoso). Me sorprendió también que sea usted
tan joven.
Le agradezco nuevamente que les haga lugar a mis textos en su preciosa
revista. Por favor, no publique ese “Toca, toca madera…” Creo que está muy flojo.
Más bien le envío otro, que tal vez no esté mal, para reemplazarlo.
Y no sé si usted tiene la manía wildiana de quitar una coma para volver
a ponerla. Yo hice algunas modificaciones. Ahí se las adjunto y, si no es un
abuso, las someto a su juicio.
En cuanto a la nota bibliográfica, nací en El Carmen de Viboral,
departamento de Antioquia, en 1937. He publicado cuatro libros: Este lugar
de la noche, Medellín, 1973; Signos, Medellín, 1978; Cantiga, Medellín, 1987 y Montañas, Santafé de Bogotá, 1995.
En 1988 la Universidad de Antioquia me honró con el premio nacional de
poesía por reconocimiento y publicó Poemas escogidos (Medellín, 1988).
He publicado también dos libros de versiones del inglés: Tres poetas norteamericanos (Whitman, Dickinson, Williams), Santafé de
Bogotá, 1991 y En mi flor me he escondido, poemas de Emily Dickinson, Medellín,
1994.
Reciba un afectuoso apretón de manos de
José Manuel Arango.
Medellín, 2 de abril de 1998
[carta manuscrita]
Muy apreciado Francisco José:
Recibí (con un poco de retraso, cosas del correo) el número 13 de
Palimpsesto.
Qué bellos los poemas de Tadeus Rósewicz. Y los “Cinco fragmentos” de
Jesús Aguado. En fin, un contenido para leer y releer. Y su entrevista a Fabio
Morábito, tan esclarecedora.
Muchas gracias por la publicación de mis textos. Me siento muy
complacido y orgulloso.
Y reciba un abrazo fraternal, desde este país tan lleno de males, de
José Manuel Arango.
Carmona, 13 de agosto de 2001
[Carta
cibernética]
Estimado José Manuel Arango:
a pesar de que hace años que no nos
comunicamos, no he dejado de interesarme por su poesía, gracias a los poemas
que he ido encontrándome y a las noticias que amigos comunes me han ido dando
de usted.
En esta ocasión le escribo para
proponerle editar en la colección Palimpsesto
una muestra de su poesía preparada, si le parece bien, por usted mismo.
Contaría para ello con unas 90 o 100 páginas. No tengo que decirle que puede estructurar
la antología como crea conveniente en el caso de que no desee dividirla por
libros. Para darle mayor singularidad al volumen podríamos incluir un texto
suyo sobre su experiencia personal con la poesía o, si lo prefiere, una
entrevista que le hayan hecho. No importa que tanto el texto como la entrevista
estén editados en Colombia.
Necesito también una nota biográfica
y una foto. Aunque el trabajo que le pido no me lo envíe de inmediato, como es
lógico, le ruego que me escriba lo antes posible comunicándome si acepta mi
invitación, para saber a qué atenerme. El material que le pido lo necesitaría
para mediados de octubre lo más tardar, ya que por estas fechas entraría en
imprenta el nº 17 de Palimpsesto.
El Ayuntamiento de Carmona le enviará de mi parte el último número editado.
Para mí sería un placer y un honor
dar a conocer aquí en España de modo más completo la sobriedad silenciosa e
inteligente de su poesía. Aquí no es habitual su lúcido sigilo.
Recibí hace algunas semanas el
número de abril de Deshora.
Gracias de corazón por publicar mi texto sobre la poesía de Fabio Morábito. Lo
felicito por su labor en esta revista.
Con el ferviente deseo de que me
permita publicar su obra, un abrazo,
Francisco José Cruz
Medellín, 14 de agosto de 2001
[Carta cibernética]
Querido Francisco José:
No sabe cómo me alegra y me halaga la invitación a publicar en la
colección de la bella revista que usted dirige. Por supuesto, la acepto, y
oportunamente le enviaré por esta misma vía la selección.
Reciba mis agradecimientos y un fraternal saludo.
José Manuel Arango
Carmona, 19 de agosto de 2001
[Carta cibernética]
Querido José Manuel Arango:
le agradezco su generosidad por aceptar mi
propuesta. Espero desde ahora con entusiasmo y algo de impaciencia su envío. No
dude en consultarme cualquier cosa que se le ocurra.
Un abrazo
Francisco José Cruz
Medellín, 26 de Septiembre de 2001
[Carta cibernética]
Querido Francisco José:
Le envío la selección que tuvo la amabilidad de pedirme. Aunque usted
me hablaba de 90 o 100 páginas, no sé si estará muy extensa. Si es así, puede
por supuesto suprimir lo que a bien tenga. Van también la hoja de vida y la fotografía.
Lo que más me costó fue la nota (o el par de notas)[3]
que le adjunto también. Estuve mirando dos o tres entrevistas que tengo, pero
me pareció que son muy para la vecindad. De modo que escribí dos texticos, una
nota biográfica y otra... En fin, que si no es un abuso le rogaría el favor de
que escoja una de ellas.
Le reitero que me alegra y me halaga mucho publicar en su bella
revista, y me siento orgulloso de que me incluya en los libros que la acompañan.
Con mis agradecimientos y un afectuoso saludo, José Manuel Arango.
Carmona, 2 de octubre de 2001
[Carta cibernética]
Querido José Manuel Arango:
gracias de corazón por el esmero y
pulcritud de su trabajo. Para mí es un honor dar a conocer una muestra de su
poesía en España, tan cuidadosamente preparada y con suficientes poemas como
para crearle al lector una atmósfera hecha de sigilosa inteligencia y emoción
contenida. Si cada poema por sí solo ya conmueve, siento que ganan y que se
enriquecen unos a otros leídos en conjunto, como corresponde a una obra
verdadera cuyo desarrollo no depende sólo de la inspiración esporádica y
ocurrente. Muchos poemas se sostienen sobre contrastes delicadísimos de
sensaciones o experiencias que no se subrayan nunca. Estos contrastes
establecen un diálogo de fondo entre los poemas. Me atrae mucho –porque en
alguna medida es mi búsqueda también– que aquello que el poema dice deje sitio
a lo que no dice, de modo que el lector lo reciba también como si se dijera.
Esto hace que el poema sea una presencia y no un discurso. Poemas como "El
padre", "Ironía", "Montaña/1", "Montaña/3",
"Regreso" o "Reencuentro" me acompañarán siempre. Aunque su
poesía anda casi siempre de puntillas, con versos cortos, los versículos de
"Hay un lugar" son otro ejemplo de la sensibilidad formal de su obra.
La persistencia rítmica de un rumor indefinido y trepidante llega muy bien a
través del versículo. Echo de menos en la poesía actual de nuestra lengua esa
preocupación por adecuar fondo y forma para que ésta también hable y no se
quede en mero soporte métrico. Los dos textos en prosa que me envías convencen
de su necesidad. El titulado "Nota" es entrañable y acogedor y
"La bailarina sonámbula", realmente penetrante por su capacidad de
matizar y pensar las cosas.
Se le olvidó titular su antología.
Me atrevo a sugerirle, si no le parece mal, que distinga el título de los
típicos "Poemas escogidos", "Selección de poemas” etc, para
sigularizar algo más el volumen. En todo caso, la palabra "Antología"
podría ir como subtítulo. Disculpe mi intromisión. No tengo que decirle que
usted tiene la última palabra.
En el poema "Aviso"
encuentro la expresión "añudaban". ¿Será "anudaban"?
Si la imprenta no se retrasa, a
finales de Diciembre, tendremos ya ejemplares de Palimpsesto con su librito.
Un abrazo,
Francisco José Cruz
Medellín, 4 de octubre de 2001
[Carta
cibernética]
Querido Francisco José:
Le agradezco mucho sus amables palabras y su juicio benévolo sobre los
textos que le envié. Apreciaciones así son la mejor retribución y estímulo que
uno puede recibir, y más si son de un poeta cuya sensibilidad uno ya conoce y
que comparte las propias búsquedas.
Gracias también por su sugerencia de titular la selección. Así de afán
no se me ocurre sino un título que varias veces me ha rondado para libros
anteriores pero al fin no he escogido: La sombra de la mano en el muro. ¿Qué le
parece? Y sí, el subtítulo podría ser antología.
En cuanto a "añudar": por aquí en el aislamiento de estas
montañas se conservan en el habla campesina muchas formas del castellano viejo.
No sé si éste es el caso (creo que sí) con ñudo, que se dice en vez de nudo y
es palabra que me atrae y he usado un par de veces.
Ayer retiramos de la imprenta los primeros ejemplares del último número
de DesHora, de modo que pronto le estará llegando.
Un abrazo afectuoso, José Manuel Arango
Carmona, 11 de octubre de 2001
[Carta cibernética]
Querido José Manuel Arango:
gracias por su amable carta de hace
unos días. Me complace mucho el título que le ha puesto a la antología. Sin
duda casa muy bien con los perfiles casi intangibles pero precisos de cada uno
de sus poemas y con su tono velado.
Le agradezco el envío de DesHora,
que siempre espero con interés.
Un abrazo, Francisco José Cruz
Carmona, 10 de enero de 2002
[Carta cibernética]
Querido José Manuel Arango:
Antes que nada los mejores deseos
para el año que acaba de entrar.
Por problemas técnicos de imprenta,
la edición de Palimpsesto se ha
retrasado algo, pero ya está a punto de salir. Disculpe la demora. Por favor,
apúnteme su dirección postal para que el Ayuntamiento le envíe ejemplares de la
revista con su antología. No sé si aún sirve la que tengo (A.A. 8542 Medellín,
Colombia).
Gracias por el último número de DesHora, que me resultó estupendo:
variado y exigente. Además de sus poemas, me gustaron mucho el comentario de Eugenio
Montejo al romance de Leoncio Martínez y la traducción de Manoel de Barros,
poeta que sólo conocía de oídas.
Un fuerte abrazo,
Francisco José Cruz
Medellín, 12 de enero de 2002
[Carta cibernética]
Querido Francisco José:
Muchas gracias por su amable nota. Me alegra que le haya gustado
DesHora, y en especial el poema -tan distinto- de don Manoel de Barros.
Con impaciencia espero la llegada de Palimpsesto. Mi dirección postal
no es ya la del apartado, sino ésta: Calle 42 #83A164, Apto. 601, Medellín,
Colombia. O puede ser también la de la revista.
Un saludo cordial y mis votos por un año venturoso.
José Manuel Arango
Carmona, 23 de abril de 2002
[Carta cibernética]
Estimada Clarita:
Piedad Bonnett me anima a escribirle
a pesar de estos momentos tan dolorosos para usted.
La muerte de su marido me ha
consternado profundamente. Aunque no llegué a conocerlo, su poesía me ha hecho
que lo sienta muy cerca. Recordándolo, descubro que de esa manera sigilosa tan
suya, sus poemas me han acompañado durante estos últimos años en conversaciones
sobre traducción y poesía en general. Su figura ha ido creciendo en mí casi sin
darme cuenta a la par tal vez de mis necesidades de lector, cada vez más
inclinadas a la delicada sobriedad y a la transparencia expresivas. En este
sentido, José Manuel es ya para mí una referencia ineludible.
No sabe usted cuánto me apena que la
difusión de su poesía en España coincida con su muerte y que ni siquiera él
llegara a conocer nuestra edición, que con tanto esmero preparó. Me dice Piedad
que aún no ha recibido el paquete con diez ejemplares que el Ayuntamiento de
Carmona le envió en su momento. Si dentro de poco no lo recibe, no dude usted
en reclamármelo.
Me pongo a su entera disposición
para todo cuanto necesite de aquí.
Un abrazo sentido para usted y sus
hijos
Francisco José Cruz
[1] Se
refiere a En mi flor me he escondido
de Emily Dickinson (versiones de José Manuel Arango, Medellín, 1994).
[2]
Los poemas, que aparecieron en el nº 13 de Palimpsesto (1997) son los titulados
«Viendo dormir al hijo», «Instante», «Los amantes», «Palabra de hombre»,
«Canción» y «Paisaje».
[3]
Los dos textos en prosa a los que se refiere, incluidos como prólogo y epílogo
respectivamente de La sombra de la mano
en el muro, son «Nota» y «La bailarina sonámbula».
Publicado en Revista Universidad de Antioquia nº 329 (Medellín, julio-septiembre de 2017)