No te quites la máscara,
confúndete con ella
hasta ajustártela
célula a célula.
No te la quites
ni en soledad siquiera,
para que olvides
que la tienes puesta.
No te quites la máscara
aunque suenen huecas
a veces tus palabras
a través de ella.
No te la quites nunca
ni pruebes otras nuevas,
confórmate con una,
la que mejor te queda.
Publicado en Sibila, revista de arte, música y literatura, nº 35 (Sevilla, enero de 2011).